Tres emociones de tres sensaciones
La alegría es esa sensación con la que lleno a la tristeza vaga, profunda y permanente que hace que no halle el gusto ni la diversión en nada de aquella multitud de situaciones que colmaron mi vida de hechos inolvidables. En la actualidad, resurge en mi en forma de una extraña sensación de tristeza por volver a revivir con la misma intensidad emocional, alguno de aquellos instantes que por entonces viví a tu lado. Tres emociones de tres sensaciones a priori, muy diferentes entre sí, sin embargo, con idéntico cordón umbilical del alma que comienza en el estómago, que me aprieta el pecho, y me recorre interiormente a modo de seísmo espiritual.
Tres emociones de tres sensaciones que tanto tú igual que yo manifestamos el deseo, e incluso además de la necesidad en que la tristeza se ponga a la vista, y se revele por tanto en actos de alegría, y también de melancolía, puesto que ambos, sabemos que la tristeza vaga, profunda y permanente es la antesala a la alegría. Justamente como sucede con el bueno, el feo y el malo, esta extraña impresión que ahora comienza a manifestarse en el preciso momento que he abierto los ojos, y te siento cerca de mi, me hacen estar plenamente convencida en que hoy habrá una innumerable cantidad de instantes con más matices alegres que tristes.
Aunque en infinidad de ocasiones me puedo cuestionar cuánto tiempo voy a tener la capacidad para soportar esta extraña percepción, creo en cada una de las tres sensaciones que se manifiestan con enormes sacudidas emocionales en mi corazón. En el mismo momento que comprobé que en realidad existe la alegría, solamente he descubierto una sensación que me estimula, y también me fascina: Estar viva, y sentirme rebosante de vida.