Aquí estoy, no te olvides de vivir
Has marcado para siempre mi vida en alegrías, en añoranza, en generosidad, en amabilidad y en respeto por ti, y por mis propias experiencias vitales. Del mismo modo que se mantiene vivo en mi corazón la pena, el miedo, y la inseguridad que en ciertos momentos difíciles, cuando la vida me dice: —«aquí estoy, no te olvides de vivir»—, yo compruebo emocionada tu presencia en el instante que acontece, y me ofreces tu mano para seguir juntos en este camino viviendo al máximo cada segundo de la vida.
Eres un ser tan excepcional que tu incondicional amistad y tu afecto, es medicina para mi alma cada vez que me concedes tu agradable compañía, la más tierna comprensión ante mis innumerables errores, y los mil defectos que poseo; además, de los ratos de charlas en donde nos contamos nuestras vicisitudes de cada día, y en el cual yo siempre salgo totalmente fortalecida.
En el transcurso de mi vida, y con las experiencias vitales que compruebo al estar próxima a ti, aprendo, que si aquello que vibra emocionado y con sinceridad es el corazón, la vida se hace mucho más grande y valiosa.
Germinarán las raíces de mis ganas de vivir en la soledad de tu compañía, y en la compañía de tu soledad, porque desde el mismo instante en que me crucé en tu vida, te grabaste a fuego en mi corazón, marcando mi vida de energía, dicha y aprendizaje que no permiten de ningún modo que me olvide de vivir.