Verlas venir
No me planteo ir sólo tirando en la vida, ya que, si lo hago desperdiciaría y menospreciaría al cariño, a la ilusión, a los sueños, a la inocencia, a la imaginación, a la risa, a la nostalgia… ¡y no quiero!
¿Por qué he de despreciar lo más grande que tengo, si es por lo más que tengo que bregar y dar el callo cada instante de mí vida? ¿Por qué no plantearme que realmente ir sólo tirando no es vivir, debido a las experiencias y emociones que arrimaré en el camino? Me niego a vivir de este modo, por el mero hecho de la comodidad y de las mínimas responsabilidades que dan el plantearme ir sólo tirando de la vida; ‘viéndolas venir’.
Si algo tengo muy claro es que a pesar de cualquier circunstancia, a pesar de cualquier dolor, decepción, añoranza, melancolía, pesadilla, la vida merece que no sólo tire de ella, sino que la viva en plenitud de cada uno de los hechos que suceden.