Volver es empezar
Vuelvo a empezar, y te digo donde he estado todo este tiempo. No he podido borrar ni un ápice de los momentos vividos porque si los borro, borro parte de mi vida y anulo parte de mi corazón. No tengo si quiera la potestad de borrar nada de lo acontecido porque tal lo bueno de lo malo forman parte de lo que he vivido y he de dejarlo ahí a la perpetuidad de la vida. Todas las veces que caí fueron tantas las veces que terminé por levantarme más fuerte y confiada de mi misma. La calma siempre llega, y de lo vivido siempre se saca algo bueno, y aunque no ha sido fácil; vuelvo a empezar.
Si nadie se ha auto-destruído por haber pasado cualquier momento incómodo o doloroso, no voy a ser yo la primera que se autodestruya en carne viva. A pesar de que siento que pierdo el aliento. A pesar de que siento que mi corazón se hace añicos. A pesar de que siento que mis sentimientos son más helados que un iceberg. A pesar de que siento que el verano, el otoño, y la primavera son un invierno que con sus heladas emociones van a durar toda una vida, y ahí sí que veré como se autodestruye sin calor mi corazón.
No creas que no me daba cuenta cuando estabas ahí, cerca. Claro que me fijaba que no sonreías, me fijaba cuando tus palabras se escapan formando de tus acciones complicados puzzles y, no he podido borrar ni uno sólo de los segundos vividos en la más pura soledad, porque aunque quiero borrarlo, todas las experiencias que guardo son parte de mi vida.
Ahora sólo dedico mi tiempo y mi vida en levantarme, en salir fuerte, y con el cuerpo bien calentito. De lo malo he aprendido, y me es de mucha utilidad para afrontar lo de ahora, y de lo bueno dejo que entre sin avisar y lo disfruto como una enana sin pensar en lo malo.
No me digas ahora sólo aquello que quiero oír. Tu misión, aunque no se te ocurra decirme ni tan sólo una palabra; dila, porque es tu misión compañero(a) de camino. La sinceridad y la verdad es lo más fructífero para despertar y reaccionar ante tanta absurda negación por no querer ver la realidad.
Si me pierdo, por favor, rescátame. Vuelvo a empezar, y la historia de esta experiencia la voy a escribir yo solita, y si decides volver para acompañarme, hazlo con toda la sinceridad de quien tiene sentimientos y emociones vivos, porque yo… ¡Vuelvo a empezar! Me levanté de la caída fuerte, decidida, ilusionada, risueña.