Cicatrices, condenas
Sin cicatrices y sin lamentos que describen el final de los días que vivo, cada día como empieza acaba, y estar cerca de la gente que quiero es una condena de libertad, porque la amistad y el cariño de la gente que quiero, es eso, libertad. Me siento libre estando con la gente que de verdad quiero, y día a día, siento que es ésa la mejor condena a la que me puede condenar la vida y tu decisión de dejarme que este cerca tuya.
Supones un soplo de aire, y eres agua de arena y arenas que se convierten aguas cuando las lágrimas caen de emoción, y de sentimiento de vida. Soplos de vida que tú empujas a que no deje jamás un segundo perdido. Heridas curadas y curas que me curan a éste cuerpo mal herido y dolorido. Eternas curas, cicatrices que no se notan, que no mueren en el sentimiento de querer; por más heridas y por más que el dolor, duela.
Siempre pensando en el dolor, pero nunca pensando en lo beneficioso y gratificante que es estar cerca tuya y sentir como las heridas se curan, y cómo éste cuerpo dolorido, deja de sentir dolor.
Es la amistad libertad, y es todo ello, parte del movimiento de la vida.
Dolor y cicatrices, unidad en la cicatrización y lamentos.
Siento la cura del alma y del cuerpo cuando puedo estar cerca de la gente que realmente quiero. Mi mejor condena. GRACIAS por poder estar así de ajusticiada.
Cierto señorita Arancha, siento mi libertad cuando estoy acompañado de esos amigos que pude elegir.