Predicar de hormigas

Arancha García/ junio 30, 2012/ RFR (Reflexiones, frases y rebumbio)/ 3 comentarios

-«No hay mejor predicador que la hormiga, que no dice nada»-

(Benjamin Franklin)

Son las hormigas un fiel ejemplo, sobre el hecho diferenciador de lo que suponen las palabras y los hechos.

Poco a poco, pasito a pasito; más que desde grandes palabras y grandes diálogos, una acción siempre hace y supone más que cualquier palabra dicha; ‘vendré’, ‘te quiero’, ‘si me necesitas’… es sin embargo bien diferente, ‘venir’, ‘dar un vaso de agua’, ‘dar la mano’. Diferentes maneras de sentir la vida, pasiva, a la más efectiva, actividad.

No esperar a la palabra de un posible ‘auxilio’. Estar presente, sin dar pie a que las palabras ensombrezcan la presencia de una acción que indican sentimiento de verdadero afecto.

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3 comentarios

  1. Que razón tienes. Y que bien y simple lo cuentas. Las palabras se las lleva el…….los hechos no. Claro ejemplo es el de los políticos (por desgracia). Debido a sus buenas palabras y sus malos hechos, ya no creemos en la política. Las palabras son ciertas si conoces y confias en esa persona, y generalmente los hechos de estas personas vienen acompoñadas por palabras previas.

    ESTE VERANO QUIERO VER EL SOL CONTIGO….Y DARTE UN BESAZO. (Eres miembro de mi Kuadrilla)

    MUXU HANDI BAT.

    1. ¡¡¡Hola amigo!!! ¿Cómo estás?… ¡Cuánto te he echado de menos por la Buhardilla!
      No es que lo diga ni más ni menos bien amigo, tú mismo lo has dicho: -“Las vuelan, los hechos no”-…

      Pero mira, no sólo vayas a políticos, que sí, que existe ése comportamiento, pero más cerca, a lo que quizás más duele, molesta, al menos si hablo personalmente; la gente que te rodea, quienes dicen te quieren y a quienes incomprensiblemente se les olvida ése cariño. Y partiendo de ahí, subir y subir… Aunque no logran que pierda ni deje de querer y creer en las personas, si te hacen ver y creer cada vez más, que prefiero un hecho, a diez palabras. Por pequeño que sea el hecho, siempre estará hecho desde el corazón.
      Así que prefiero una hormiguita, despacito y con ganas de estar demostrando está, a un orador que dice en bonitas y adornadas palabras que está, pero no se le ve ni la calva.

      Oye, que yo también quiero y tengo grandes ganas de ‘ver el sol’ ¡¡con mis amigos de kuadrilla!!… ¡Oh! … ¡Nos vemos!

      Muxu, muxu handi bat.

  2. Si fueras hormiga, quisiera ser como tú, predicar como tú… No me canso de decirlo, escribes genial.

    Saludos.

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