Ponte en mi lugar, no en mi sitio… Piensa conmigo, no pienses por mí…
Después de hacer las tareas de casa y que nadie reconozca la dedicación, pensando lo qué sentirá la persona en cuestión al escuchar alguna palabra o frase despectiva; Lo mismo sucede cuando alguién le quita el sitio que se encuentra accesible, destinado y estratégicamente señalado por motivos de accesibilidad. La similitud de ponerse en el lugar del otro y pensar como se sentiría si le dejan a un lado, sin poder descender de su vehículo porque alguién le ha aparcado en su aparcamiento reservado en la misma puerta de su domicilio, así verse no poder descender del vehículo porque alguién ha ocupado el espacio reservado para poder descender de su vehículo sin riesgos… Situaciones y circunstancias de mil maneras, y estilos que resultan violentas a quien las vive con independencia de tener o no una discapacidad.
Acontecimientos en los que contadas ocasiones, por no decir ninguna, muy pocas personas se detienen a pensar y ponerse en el lugar de otra persona que llegue y necesite hacer uso de su parking, o bien, tenga la necesidad de hacer uso de éste parking especialmente reservado, mientras sin pensar en lo que les pasa a otros, no piensan por las otras gentes, sino piensan en su propio beneficio, y que se aguante un momento quién venga detrás.
Generalmente ante el deseo de querer que se nos comprendan y dependiendo de la situación, cuando queremos que el resto de las personas, se pongan en nuestro sitio ante aquellos acontecimientos en los que necesitamos de ciertas facilidades, e incluso ayuda y quizás hasta un tanto de compañía, a pesar de que a primera vista parece que alguna persona no necesite la colaboración de nadie ni por nada, las apariencias en la discapacidad también se hace presente, y arrimar el hombro no es un gesto deshonesto, así del mismo modo -ponte en mi lugar, no en mi sitio- -piensa conmigo, no pienses por mí- son hechos que más de una vez se vive en cualquier lugar del planeta, y donde se puede llegar a sentir verdaderamente el aislamiento y la falta de reconocimiento de tu existencia, o simplemente un desprecio verbal, sin respetar por tanto tu sitio en a sociedad a la que también tienes derecho.
Siendo el ejemplo comprensible, donde entender lo que puede llegarse a sentirse y pensar.
La fuerza del ejemplo siempre suficientemente positiva para entender lo que se puede llegar a sentir de verdad; así como lo duro que puede resultar no tener el reconocimiento de un trabajo “invisible”; escuchar por tanto una palabra mal sonante, descalificativa, sentir el aislamiento por parte de los demás, no respeten el sitio especial señalado.
La disparidad. –ponte en mi lugar, no en mi sitio-; –ponte en mi sitio, no en mi lugar– –piensa conmigo, no pienses por mí- -pienso para mí, no pienso contigo- Definiciones tan dispares como curiosas en su vinculación, que dan lugar a diferentes significados y formas de entender las cosas, sin que por el contrario sirva de excusa a la persona que actúa sin miramientos a su propio beneficio…
Juego de palabras que parecen más de apalabrados, o pasapalabra, que no de estados emocionales y situaciones comprometidas que conllevan a las consecuencias de insosiabilidad ante el hecho de no pensar y ponerse en lugar de la persona que requiere de estos servicios y también requiere de la compañía, y afecto de quién esta cerca suyo asumiendo todas las consecuencias al ponerse en el lugar del otro.
Sin la necesidad explicita de tener porqué ser o sentir en carne propia lo que en realidad sucede en la persona en cuestión, sin embargo reconociendo en mayor medida la aportación que se siente realmente ante las circunstancias reales de cada persona.
Y es que, ponerse en la piel del otro, y pensar con el otro, no es sencillo. Más que por no poder, porque no es lo que se quiere ni se busca. A nadie le apetece complicarse la vida ni perder incluso el tiempo cuando las cosas no son de risas, fiestas… vacilón. Dando lugar al rechazo de la persona y su situación, en vez de intentar encajar con naturalidad lo que sucede, sin renegar y aceptar no se parte de cualquier realidad, por mayor compleja que sea.
A pesar de ser recurrente y efectivo, debería pensarse, sentir, o traquetearse un poco como la otra persona. Aunque suene duro e inclsuo mazoca, es de la única manera para entender lo que puede estar sintiendo, ha sentido, piensa esa persona que hasta ahora ni la conocíamos y ocasionalmente el tropezar en esta situación, no ha ayudado a empatizar y ponernos en el pellejo de la otra persona.
No será evidentemente todo lo que se pensará, se siente y se piensa exacta y únicamente un hecho inamovible e invariable, cada persona es un mundo como suele decirse y aquí también se cumple esa regla. Agradeciendo la sensibilida y comprensión de quién se anima a no dejar que nadie se sienta vulnerable ante cualquier necesidad.
Siendo por tanto, a medida que avanzan los segundos y los días. Aún tan sólo por unos minutos, sería bueno entre cualquiera de los aspectos de la vida, cualquier situación que pueda parecer sencilla, incomprensible e incluso graciosa… pensar y sentir lo que la situación en concreta te hace sentir, pensar o actuar… Una manera apropiada para entender, y lograr un poco más de objetividad, y acercamiento al sentimiento y pensamiento de miedo, dolor, inseguridad, impotencia, cansancio, agotamiento, incomprensión, soledad… De quienes más cerca nuestro se encuentran y por las circunstancias que atañe a cada uno, requiera de herramientas, y espacios adaptados.
Sin dejar de lado aquellos que han mantenido esta empatía con su comprensión, tolerancia, solidaridad, afecto, seguridad, positividad, compañía… Al ponerse siempre en el lugar de los demás, y pensar con los demás.
Acontecimientos y hechos que forman parte inseparable del desarrollo diario de la vida. Normas y decálogos sociales, que desde la lógica, y racionalidad del ser humano ayuda a convivir en sociedad, con respeto y mutua comprensión. Aún siendo partidaria de no dejarse llevar ni hacer decálogos ni etiquedado de circunstancias y personas.
Con civismo, respeto, y sentimiento, aunque pueda resultar complicado, personalmente creo es posible ponerse en el lugar del otro. Maneras que harán visible otro discurrir de las cosas, además ofrecerá una actividad y motivación personal que de otro modo sería inexsitente.
La construcción de un mundo más compresivo, con los comportamientos propios, compartido de esta manera a los demás, logrando estar siempre más próximo al verdadero, yo. Convencidos en que al menos no es algo efímero y se contribuye a una mejor socialización e integración, y concienciación al desarrollo personal.
Partiendo lo complicado y sencillo que muestra ponerse en el lugar del otro.
Fácil, y difícil alcanzar el mismo sentimiento sí debiéramos de preocuparnos en tener mayor humanización sobre lo que se hace, se ve y se siente, así para uno mismo, para otra persona que necesite de nuestra ayuda ó compañía. Siempre, intentando –ponernos en lugar del otro, y no en su sitio- Así -pensar con él/ella, y no pensar por él/ella-.
Una vida en la que se tiene consideración por el prójimo y donde lo que hoy sucede a uno, mañana puede suceder a otro, y todos, necesitamos de todos.
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