Sábado Santo: Sábado de Gloria
Sábado. Despúes del jueves y viernes. Sábado Santo. Sábado de Gloria; de éste tiempo de Triduo de Pascua. ‘Segundo día de vigilia pascual’. La catorce estación del Vía Crucis.
Hoy un día de un profundo silencio, y meditación; acompañado de la ausencia, soledad y esperanza.
Reflexión de la Pasión y Muerte de Jesús. Después de su demostración de amor y entrega por los demás, espera a su descenso a los infiernos, su Resurrección.
Pues, como dijese desde su Cruz. –Resucitaría al tercer día-.
Tiempo de vigilia Pascual, donde antiguamente a los primeros siglos de la Iglesia, se renovaban las Promesas del Bautismo. Los cuarenta días previos de Cuaresma, quienes querían ser bautizados, cristianos, se preparaban para recibir el Sacramento Bautismal, la noche del Sábado Santo.
Un día hoy, parece amanecer con claridad, a pesar del sentido de pena, que se siente. Mientras, Jesús duerme. Inmóvil, permanece Jesús en su lecho.
Un gran silencio invade cada espacio de templos, e iglesias. Un tiempo, para hacer compañía a la madre, que como haría cualquier madre que por su hijo siente devoción, y afecto; llora su descanso eterno. Una madre, quién con ternura y amor, aguarda con fervor, el milagro de la resurrección de su hijo.
Los templos, y ermitas callan. No se escuchan en ellos pues ni los ecos de las campanas, ni oraciones, las luces a media luz, e incluso, hasta los acordes que otras veces se evocan en las liturgias se mantienen en profundo respetuoso silencio. Casi, hasta el incienso parece estar contemplativo. La gente que sale y entra a la Parroquia lo hace con más silencio e incredulidad que en otras veces.
El altar mayor se observa ‘despojado’. Impresiona ver y comprobar atentos, las estancias vacias. Todos los santos, aguardan alrededor de la Parroquia, después de la Magna Procesión de ayer viernes. Siguen al amparo y cobijo de esta Parroquia Matriz. Esperanzados como la madre en la resurrección del hijo, Jesús.
Contagiados de lo acontecido, un vacío y enorme sensación de impotencia, parece recorrer e invadirlo todo. Emociones y sensaciones de reflexión.
La Procesión del silencio, presente a la tarde-noche, después de que en la mañana se haya bendecido el agua, estará en la calle. Con ‘Nuestra Señora de la Soledad’, como igual ocurrirá en otros sitios. Acercándose a quienes por cualquier motivo, respetable el que sentir, actuar, prefiriendo tímidamente, en segunda línea, acompañar.
Todos en silencio y meditando, acompañando a la madre por estas, y cada calle de cualquier lugar.
Es cuando, al regresar comprobar cómo la Cruz sigue entronizada. La imagen sin duda, sobre coge. Transmisión de sentimientos y emoción que todos cuanto miran sin necesidad de ser taxativamente religioso(a) sienten.
Un sábado Santo, del que esperando con fe y esperanza, como en la vida misma, reflejo de la entrega que Jesús hiciese, reflejada la vida de cada uno de nosotros, a la singularidad de cada una, única e intransferible, por similar ésta sea.
Día pues, para reflexionar en su entrega, y en la que nosotros, estaríamos dispuestos a hacer por nuestros semejantes.
Así, como suele decirse -poniendo la otra mejilla-. Empatizando nuestras emociones y sentimientos, deseos y anhelos, por encima de las nuestras propias, a las de los otros, como Jesús hizo.
Un sábado Santo, más que de recuerdos, sensaciones y emociones.
Me sorprende siempre, la claridad a la que Jesús sabía resucitaría… El día más triste para los creyentes, yo sigo creyendo en que hay algo. Lo que me revelo a quienes me hacen creer en un sólo dios, cuando la fe es todo!!!
Perdona amiga, si molesta este comentario. sé de tu tolerancia por eso me atrevo a expresarme de esta manera. No pretendo ofender a nadie. Sólo expongo mi sentimiento. Sobra decir, soy creyente y creo en dios, y la vida…
Abrazos.