Las ilusiones, los sueños…: Desde la Fe
Hola a tod@s, aquí aparezco nuevamente para estar con ustedes; y menos mal que es así. Después de todo, no sabéis cuanto deseaba durante cada día en que llegara este justo instante. Creo tener aún muchas cosas por decir, hacer y compartir.
En este día de hoy, me gustaría hablar por ejemplo sobre, “la Fe”.
¿Cuántas veces no nos preguntamos cosas sobre ella, o de igual manera en aquellas otras en las que ponemos toda nuestra fe sobre las cosas que hacemos o por el contrario, deseamos sucedan?
Bajo mi opinión, la fe, es un gran recurso junto a la gran capacidad que posee el ser humano para creer en algo sin por ello tener ante sí la posibilidad de ver, tocar… Sobre esto precisamente es sobre lo que pretendo centrarme.
Lo de menos es el lugar de donde viene. Sin entrar en lo estrictamente católico, por el significado o relación que de su significado se origina, sí creo es un sentimiento que de una manera consciente o inconsciente, está más presente de lo imaginado en cada uno de nosotros.
Tenerla no es exclusivamente de sí sé es cristiano/a. Todos independientemente de nuestras creencias la poseemos y con ella, la capacidad de trascendernos y sacar fuerzas de flaqueza.
Cada uno la adquiere de donde cree, un lugar distinto, un ser, con un nombre distinto; ‘Dios’ ‘Alá’ ‘Mahoma’. No siendo eso lo más importante. Lo que sí está claro y es evidente, una única creencia; y es que, con esa fe logramos una capacidad y una fuerza inimaginables de donde racionalmente no la hay, con la que logramos los objetivos planteados.
Con ella además somos capaces de superar cualquiera de los momentos más difíciles que se nos presentan cotidianamente, y que sin mirar hacia otro lado debemos hacer frente.
Siendo capaces de conseguir con esa precisa y justa fe el más disparatado y complejo de “los milagros”.
Una buena manera de encontrar y tener fe es la de creer y confiar principalmente en uno mismo, siempre así, en modo, para luego depositar esa confianza en los demás. Es desde ahí donde pienso radica la verdadera fortaleza del ser humano… Creer y confiar en uno mismo.
La fe nos ayuda a ser fuertes, no derrumbarnos a la primera de cambio, convirtiéndose en la aliada perfecta que nos ayudará en cualquier momento para mantenernos fuertes y así poder alcanzar cada uno de nuestros sueños, deseos.
Aunque sin embargo y por tanto, no dejando de ser menos cierto sin caer en la contradicción de una forma evidente y sin abandonar o dejar de lado la línea de la realidad, no todas las situaciones para cuando lograr un objetivo se refiere depende únicamente de la confianza y seguridad que tengamos en nuestra persona, sino en terceros, pudiendo llegar a ser desesperante e inclusive desmotivador…
Aún así siendo lícito y ‘normal’ al tratarse de uno de nuestros sueños, no podemos decaer apartando desde entonces la fe y la ilusión en lo deseado, a lo que debemos de afianzar y poner toda nuestra fuerza y esperanza en conseguirlo.
Por lo menos con ella presente mantenemos la esperanza de que las cosas que anhelamos hacer o tener puedan ser posibles, y sobre las que buscar a la vez para dar «un significado a la vida».
De ello saben los dichos populares:
– La fe mueve montañas.
– Mientras hay vida hay esperanza.
Independientemente de cada vivencia, la fe es nuestra compañera durante cada momento de nuestras vidas, de un modo incluso inconsciente la buscamos y la conservamos como una llama; siempre viva… Una vida de ilusiones y fe.
Os confieso que yo ahora mismo tengo fe… Espero que mi situación mejore, me recupere, y con ello alcanzar alguna solución para la eliminación de las -Barreras Arquitectónicas-, las cuales me impiden la posibilidad de salir de casa de manera normal, como probablemente estén haciendo muchas personas ahora mismo. Es por eso, por lo que espero no dejar de apoyarme en ella, para así poder continuar hasta el final, y culminar con un extraordinario y positivo resultado éste sueño; el sueño por el que cada día ‘lucho con fe’.
Gracias una vez más por estar ahí, por vernos y encontrarnos cada día, queriendo ser parte activa. Vuestra fe; un regalo.
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Que bien Arancha; leerte, escucharte, saber que estas ahí, en ese pequeño pueblo que mira hacia el océano.
Para mi la fe es conocer a través de tu testimonio que la vida merece la pena ser vivida. Además es la experiencia de un encuentro con una persona que me ha cambiado la vida.
Hola, la alegría es mía al tenerte y sentirte desde ese otro lado. Casi como tenerte al ladito. Aquí, desde este rincón, junto a esta parte del océano.
Hay mucha gente que vale la pena realmente encontrar, conocer y escuchar. Sus testimonios de vida son entrañables y para darnos cuenta de lo afortunados que somos.
Desde luego que la vida merece la pena vivirla con independencia de cualquier motivo, situación, etc.… No hacerlo sería un error por nuestra parte.
Obviamente sí es evidente que cuánta mejor y mayor calidad de vida se tenga, más disfrutamos del conjunto de las cosas de la vida. No es lo mismo vivir y relacionarse desde un lugar cerrado a tener un espacio para la movilidad… Todo ello se comprende en un complemento entre una cosa y otra, aunque la esencia de la relación de la vida sea el estar juntos/as. La fe es enriquecedora.
Estoy convencida tu ya sabías lo importante de la vida, cambiarte no creo, quizás miras desde otro punto, algo más trasto. Y ojo, eso no malo.
¡Un fuerte abrazo!
No dejes de tener esa fe que dices tienes, tengas una buena recuperación y ojalá alguno de esos políticos o alguién puedan echarte una mano con tu situación. Tiene que ser complicada. Pienso como lo tienes que pasar encerrada en casa.
Saluds
Trebol. Sabes que legalmente estas protegida por la constitución y ley Española. Entre sus obligaciones y deberes como gobernantes, gestores, esta la de plantearte y darte una solución a ésa grave situación personal y familia.
Para empezar es poco, nada humano el mantenerte a ti y a tú familia encerrados con candado, sin encima no dar ayuda por unas escaleras… ¡Sí será por recursos y ayudas!… ¡pide ayuda, tienen que dártela!
Dan ayudas a personas con discapacidad y para más no son ni siquiera españoles…
Hola nau. Intentó no perderla aunque hay momentos que se desinfla un poquitín.
Sí no es fácil estar encerrada 24 hrs, día tras día. Lo curioso es que he tenido que ingresar en el hospital para poder salir un poco allí, y ver gente, tomar aire, etc… Lo que te conté cuando hablamos estos días… Desconozco las intenciones de los responsables políticos, después de tanto tocar sus puertas durante todos estos años y el silencio…
Gracias por tu apoyo y cariño.
Abrazos.
Trebol. ¿No te sabes nada nuevo?
Besos guapa. Sigue luchando. Tus amigos siempre estamos aquí presentes. 😉
En un mundo tan materialista e individualista como el nuestro, en donde la mayoría piensa que puede arreglar sus problemas sin ayuda de nadie porque son perfectamente capaces, no hay cabida para «lo trascendente», dentro de lo cual se enmarca la fe. Por la misma razón, el ayudar al prójimo tampoco es que esté muy extendido: «que cada cual resuelva sus problemas» o «no es mi problema», son expresiones que escuchamos a diario…
Pero la fe la tenemos todos: creyentes, ateos y agnósticos. Se plasmará de distinta manera según la persona, como es lógico, pero se tiene.
Incluso los autosuficientes, los que desprecian la ayuda de los demás por su arrogancia, tienen «fe»: en ellos mismos, por supuesto.
Pero la fe que me importa – y a Arancha – es la unida a lo trascendente, a la religión.
Nunca he ocultado mis creencias religiosas: soy católico practicante. Lo de «practicante» no lo refiero en exclusiva a ir a Misa todas las semanas – que también – sino a VIVIR CRISTIANAMENTE. O mejor dicho, INTENTARLO. Porque nadie – empezando por mí – es perfecto y cometo errores como el que más. Ser católico no me hace mejor ni peor persona. Simplemente – y ya es mucho – intento cada día mejorar para no caer en la hipocresía. Para ello, mi vida gira en torno a Dios y a su Iglesia: con todas las consecuencias. ¡¡Y soy muy feliz!!
La fe me ha ayudado enormemente a lo largo de mi vida. Los múltiples problemas y dificultades que he padecido, la han fortalecido aún más. Es cierto que se puede producir el efecto contrario pero, afortunadamente, no es mi caso.
Cuidar a mi abuela materna enferma de Alzheimer durante catorce años (1996-2010) y sufrir dieciséis operaciones de columna en cinco (2005-2010), son sólo dos ejemplos de las pruebas que he tenido que afrontar.
Pues bien, ambas las he superado con fe, poniendo mis destinos en Dios.
PORQUE TENER FE IMPLICA NO SÓLO CREER EN ALGO/ALGUIEN más allá de lo que vemos SINO, TAMBIÉN, ACEPTARLO TODO: lo bueno y lo malo; la tristeza y la alegría; la salud y la enfermedad; la abundancia y las privaciones, la holgura y el sacrificio… Y aceptarlo con gratitud y serenidad.
Porque la medida de la fe está en cómo se afrontan las dificultades; éstas la van puliendo, moldeando, humanizando…
No es extraño que el Papa Benedicto XVI, manifieste que «la vida es grande cuando irrumpe en ella el sufrimiento». O un conocido Proverbio judío que dice «el peor enemigo es una felicidad prolongada».
En efecto, con los años me he dado cuenta que cuando era joven mi fe no valía nada; era superficial, era cristiano «de boquilla», de cara a la galería. La fe era para mí una palabra más; hueca de significado.
Pero, con las experiencias vividas – especialmente las enunciadas antes – todo eso ha cambiado y puedo decir, con todos mis defectos y errores, que ahora sí tengo fe. De ahí mi felicidad.
Ese es el motivo por el que, cuando me preguntan cuál ha sido la mejor experiencia de mi vida, siempre responda lo mismo: cuidar a mi abuela. A lo que añadiría, en segundo lugar, mis problemas de salud.
Curioso que las experiencias más dolorosas, sean las mejores para mí. Eso sólo se puede lograr con fe…
Así se explica el dicho popular al que hace mención Arancha: «La fe mueve montañas». Cierto. Mueve montañas de dificultades, de sufrimientos, de desengaños, de desilusiones… y es el motor que nos ayuda a seguir adelante pese a las adversidades.
Soy consciente de que decir y escribir todo esto en los tiempos actuales, no está bien visto. Para muchos resulta «incomprensible» y «ridículo», por citar las expresiones más «leves» que se emplean a diario…
No me importa. Respeto escrupulosamente a quienes piensen así. Es mi vida y soy feliz así; a fin de cuentas, tener una creencia religiosa – la que sea; o, incluso, no tenerla – es UNA FORMA DE VIDA. O dicho de otra forma: UNA FORMA DE VIVIR Y DE VER LA VIDA, tan legítima como cualquier otra y que para nada es incompatible con formar parte de la sociedad como uno más.
Precioso artículo, Arancha; como siempre todo lo que escribes. Pero, más aún, su profundo contenido.
¡¡¡Un achuchón!!! 🙂 🙂
Alberto.
Mi fe, nunca se va, en tanto la tuya guapetonita, menos.
CIELO ME ENCANTA …ME HE KEDADO SIN PALABRAS ,LO HAS EXPRESADO TAL CUAL ES …NUNCA PIERDAS LA FE VALE…….YA SABES KE LO VAS A CONSEGUIR ,ADEMAS TOY YO AKI JIJIJI,AKI ESTOY PARA TUMBAR BARRERAS CONTIGO..UN FUERTE ABRAZO