Se cambia la hora: Horario de invierno
Lo importante de la hora, aprovechar el tiempo. Cada minuto, cada segundo es importante. Cada uno de ellos marca en tiempo, el del reloj el devenir de nuestros actos; lo que hacemos, dónde vamos, con quién quedamos. Así, tantas cosas como el tiempo que empleamos en hacerlo, desplazarnos.
Pues como cada año, al cambio de horas le quedan sólo eso, horas. Deberemos cambiar en plena madrugada la hora; mover las agujas del reloj, o en su defecto los dígitos de los relojes digitales.
¡Ding! ¡Dong! ¡Ding! ¡Dong! [fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][…] Atrasaremos una hora. Cuando a las tres serán las dos.
Momento en el que unos comenzarán a ganar una hora más de sueño, y otros los más fiesteros, una hora de diversión. Cada uno lo empleará en lo que más prefiera. Coincidiendo en sacar el máximo jugo posible de esa hora de más.
Deberemos ser previsores y estar atentos, si se quiere antes de acostarte, para que en la mañana no tener sorpresas e ir con el día con la hora cambiada, un rumbo cuesta arriba durante todo el día. Evitando así las consiguientes bromas típicas.
Yo, desde luego, me cuido en despistes, y la cambio ya. Total, qué más da, en la madrugada que ahora. Si mientras duerma, poco me va a cambiar e interferir en nada.
Para quiénes aprecian los días cortos, noches más largas, esta será su temporada. A mí personalmente no me agrada mucho este cambio. Prefiero la hora actual, los días a pesar de las mañanas ser más cortas, las tardes tienen más vida, la luz, no sé tiene otro encanto. De esta manera me parece más tristón. Si por supuesto las mañanas rinden más por ser más largas, para trabajar, etcétera, las tardes se acortan y la luz del sol se esconde antes, más pronto.
Y es que, a pesar de que no salgo me lo imagino y si pudiese me gustaría encontrarme con esa luz que inspira, expira y respira más vida. Por supuesto, sin que la luna se enfade conmigo, también tiene su encanto.
Los cambios vienen motivados al ahorro de energía que ello supone. Ahorro de electricidad en todos los aparatos eléctricos que hoy en día tenemos en casa. Una normativa que aún no quererse cumplir “no se pudiera”, pues es una normativa de la “Unión Europea” para todos los países pertenecientes a la misma Unión.
Y aunque en principio pudiéramos pensar que las afecciones del cambio son cosas inventadas, se ratifica por estudios científicos que el cambio de hora afecta a muchas personas en el estado de ánimo.
Algo que en parte no me extraña, porque, que nos cambien en un plis, plas, el ritmo, las formas de lo cotidiano, afecta aún sin querer.
Sin ser mi caso, hay quiénes, al despertarse en la mañana, hasta no tomarse el café, desayunarse, son imprevisibles. El carácter de estar adormilado(a) les afecta hasta no pasar un tiempo.
Así que, esta es una muestra de lo importante que es el tiempo. Lo tenemos tan al alcance y damos por hecho, confiados de que es intocable, que apenas le ponemos atención. Sólo cuando como ahora, le dedicamos tiempo. Nos preocupamos de lo que hacer en él, y con él.
Nos damos cuenta de la de cosas que el tiempo marca nuestras vidas.
En vez de controlarlo nosotros a él, nos controla él a nosotros. Pues es de las cosas que aún parece un cuento, algo de fábula no lo podemos detener. Si no, aquello de –congela el tiempo– o la película de -regreso al futuro- […] Ahí el tiempo, controlado en ficción, nunca podríamos en realidad. ¿O, sí? Quizás, quién sabe, como todo metemos el hocico. ¡Tiempo, al tiempo!
Así que, mientras, no olvidarse y ¡cambiar la hora![/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]