La dulce y explosiva «Santa Bárbara», por Agosto; explosión de tradiciones
-«Con seis fusiles por banda, no corta su custodia ni imaginería, una compañía de artillería; por todo el barrio la acompaña, a una hermosa Santa Bárbara, desde un principio a un sin fin [fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][…]»-
Como ya ocurriera semanas pasadas por el barrio del Amparo, es el turno ésta del barrio de Santa Bárbara. Pueden parecer ser iguales, pero como los hijos, las fiestas del «Amparo» y «Santa Bárbara» no lo son. Similares en sus celebraciones y modos, cada una mantienen un arraigo especial y particular, en espíritu y tradiciones…
Y es que a ‘Santa Bárbara’ no sólo se le tiene en cuenta cuando truena. La virgen milagrosa y protectora de tempestades y calamidades, está siempre presente, si cabe aún más por estas fechas; protegiendo y pendientes de toda posible adversidad.
Santa Bárbara, barrio eminentemente agrícola, y en el que estos días de rendición de honores para su patrona, se viste con las mejores galas.
Todo el barrio se lanza a la calle. Manifestaciones de fe y alegría pueden observarse en cada rincón. No se escatima en ningún detalle, adornos, flores, celebraciones, charlas, actos deportivos, culturales.
«La Comisión de Fiestas» para éste año, encargada de ‘poner’ orden y organizar un poco todo, por si eso hiciera falta, con la voz cantante, y la que tras un año de intenso trabajo; pone el contador a cero.
El pistoletazo de salida lo marcan los vecinos con las comisiones.
Bien temprano a la mañana del Sábado con el alba en su plenitud, resonando de fondo el sonido de júbilo de los voladores, los vecinos poco a poco se van acercando a la plaza. Reunidos se organizan para más tarde, todos juntos con la subida al monte proceder a la recogida de la rama -Subida los Giles a Caserío Los Eres-.
A la bajada con algarabía y devoción hacen el recorrido de costumbre, van de un barrio a otro, tocan las pitas (bocinas) los coches engalanados, furgonetas, camiones, coches, no se detienen, reparten la rama a quien la desee. En armonía, suben y bajan.
Retornados al punto de partida, y ya con la rama olorosa bendecida, bien cortada y rematada impregnándolo todo, comienzan adornar el pórtico de la iglesia. El Arco, adornado y hecho para darlo como ofrenda a la Santa.
Sitio indicado desde donde a su vez las gentes del barrio harán sus respectivas ofrendas con «Los Cestos de Frutas y Bollos» elaborados durante la noche de vísperas, por cada uno, o en compañía de amigos, nietos, sobrinos, ahijados, familiares. Y desde donde durante estos días tendrán la oportunidad en disfrutar del trabajo, de la elaboración, empeño e ilusión puesto en cada uno de ellos.
La capacidad, complicidad y unión vecinal es sorprendente. Cada año suben el listón. Muchos en números son los vecinos, una población que casi podría conformar un municipio. Es tal la organización y ánimo porque todo salga bien que cada uno guarda y cumple su misión.
La gente de Santa Bárbara acoge y ofrece comida, charla y cobijo a todos cuantos se acercan por el barrio.
Desde cada casa, finca, bodegas, se emana complicidad y buenaventura, sentimientos de felicidad y nostalgia. Se puede respirar esencias y olores; las barricas, frutas. Reuniones de amigos, familias, es lo más habitual de encontrarse por el barrio. El eco del jolgorio, la alegría y el plín, plín de cada acorde, traspasan hasta la calle las paredes de cada una de las casas.
Incesantes cuantos son todos aquellos los que hasta la iglesia y el barrio se acercan, para ver y pedir por su intersección a la virgen de Santa Bárbara.
¡Boom!… A eso de las tres y cuarto, media tarde del sábado, desde el centro del municipio (calle el plano) como por norma y tradición de hace años, desde casa de Doña Obdulia artesana repostera, se escucha un volador. Es el primer aviso. Algo extraordinario está a punto de ocurrir. Uno de los actos más importantes y significativos de las fiestas, como la tradicional «Subida de los Cestos y Bollos» va a comenzar.
Todo un derroche de artesanía, ‘Los Bollos’, elaborados los primeros por 1.954 por las ‘Monjas de Clausura del Convento de Garachico’, y más tarde por la ‘Monjas de La Laguna’; hasta la actualidad a manos de Doña Obdulia. Repostera, a la que también se le conoce por otros dulces que por estas fechas sólo por encargo suele elaborar; rosquetes y bizcochones son algunas de su especialidad.
Más de 70 figuritas, ‘los Alfeñiques’, con el característico color blanco del azúcar, irán insertados y portados en cada bollo. Así como sus relucientes y múltiples alegorías que dan de igual manera forma a cada una de las figuritas; dados, sombreros, serpientes, fichas de dominó, jarrones, reloj, dedal, flores, pájaros, etc.
A cada Alfeñique esculpido más vistoso y espectacular.
Con la expectación por verlas salir, apostados al filo de la acera.
¡Boom! […] Retumba un segundo volador. Se abre la puerta.
Comienzan así a salir una a una en fila desde casa de Doña Obdulia; las chicas, muchachas todas casaderas, ‘las proveedoras’. Doce señoritas, como doce son los Bollos; Alfeñiques, que exclusivamente ellas portarán a la cabeza. Coincidente curiosamente con la misma cantidad de letras que contiene ‘Santa Bárbara’.
El camino será largo, pero la ilusión y el honor que supone ser quién haga la ofrenda a la virgen, suple pues todo ‘sacrificio’.
Un grupo de tocadores aguardan su turno fuera en la calle para acompañar, amenizar y avivar a chicos y chicas durante todo el recorrido.
Comienzan pues pausadamente a andar. Andar, andar para subir y llegar hasta fin del recorrido, la iglesia. Suben y suben camino arriba hasta alcanzar a la mitad del recorrido; la primera parada acostumbrada, que tiene lugar en el ‘Paredón‘, en ‘Lomo Blanco‘. Lugar desde donde se une una comitiva con vehículos engalanados con los Cestos de Frutas a bordo. Mientras, hay que avanzar para llegar al segundo punto de encuentro, ‘El Pino‘ (pino antiguo y de gran referencia para los Santabarberos) donde son recibidos y esperados con emoción por las gentes del barrio, a los que se ofrece de esta manera a todos los participantes una degustación de productos típicos y artesanales hechos para la ocasión por las propias gentes del barrio, el gofio amasado, los suculentos rosquetes, así como el buen vino extraído de las ultimas cosechas, son de entre otras cosas algunas de las que se pueden saborear.
Grupos folklóricos, parrandas, se han unido a la fiesta amenizando así la caminata; las isas, seguidillas, folías se dan continuamente hasta el momento por el camino. Bien ataviados ellos y ellas, todos, con el traje típico de mago. No hay quien se resista a su ritmo, bailando y cantando. Las gentes se divierten, son felices, a todos se les marca una sonrisa; la virgen de Santa Bárbara está presente, los acompaña en el camino.
El espectáculo que transcurre por el barrio durante ese día, continúa. Casi con la media tarde apuntando los relojes es momento de continuar, hay que seguir camino, pero antes, hay que poner pie en tierra para juntos por dos personas con un Cesto de Frutas al hombro acompañar a cada proveedora; cada una con su Bollo a la cabeza. Hasta llegar a la tercera parada, de igual costumbre obligatoria a en la zona de ‘La Palmita’, para seguidamente, sin que se presente por sorpresa la caída de la tarde-noche, coger rumbo directo a la plaza de Santa Bárbara, momento y lugar en que se alcanza la meta y se hace la ofrenda a la virgen.
Los Cestos a hombros de ellos, ponen el otro punto de color a la tradición. Algunos pueden llegar a pesar hasta más de 80 kilos. Confeccionados todos con las hortalizas y frutas de la tierra, sacadas de las cosechas propias y venideras que la virgen a protegido; chayotes, papas, higos de leche, duraznos, manzanas, peras, arándanos, cebollas, limones, zanahorias, lechugas. Todos los productos hortofrutícolas posibles, seleccionados cuidadosamente para una cuidada elaboración del Cesto que se va a ofrecer, su tamaño, color, una selección hecha con suma atención. Colgados en sus respectivas crucetas «los rosarios» hechos de madroños, papas menudas u otro vegetal con efecto decorativo, como piña tropical, piña de millo, uvas blancas y negras, etc., rematan cada cesto.
Entre tanto las banderas ondean una y otra vez. La emoción parece haber contagiado a las mismas. Las vivas y alabanzas a la virgen se entrecruzan.
– ¡Viva Santa Bárbara! […]
– ¡Viva! […]
– ¡Viva Santa Bárbara! […]
– ¡Viva! […]
Las cintas de seda o de raso, de varios colores y que adornan ‘los Bollos’ son aleteadas por la brisa, dando mayor espectáculo al recorrido, las flores de papel que adornan los Bollos, silban y saludan contentas a la brisa. El tiempo, fresquito, sin excesivo calor ha querido unirse a la fiesta, los momentos emotivos se desencadenan por momentos.
Mirar para atrás y comprobar la marea de gentes que van acompañando a los Cestos de Frutas y los Bollos, estremece. La alegría y el buen ambiente truenan por todo el barrio.
Las ofrendas a la virgen se sucede. Cada vecino, portador con orgullo y cariño hace su ofrenda con reverencia a su Patrona.
Un año más, la virgen de Santa Barbará ha dado el estampido […]
Tras la intensa y emocionante jornada del Sábado, el barrio descansa, es Domingo, son las siete de la mañana. Las gentes de la ‘Comisión de fiesta’, así como de ‘Los Cestos y Bollos’, dan los buenos días a los vecinos; los saludan. Comienza la Diana Floreada. La Banda de Cornetas y Tambores, toca, la jornada que amanece, y que como Domingo, es un día importante para el barrio… ¡Es el día grande de las fiestas!
La Plaza, custodiada por el Cañón, inaugurado años pasados por el Grupo de Artilleros, y como custodiador del barrio, va acogiendo uno a uno, a vecinos y visitantes.
En la plaza los niños, comparten con sus hermanos, primos, amigos y familia momentos de diversión y cultura, mientras los mayores aprovechan para mientras tanto compartir y relacionarse con las demás personas.
Los puestos de dulces y artesanía no faltan a la cita, los espectáculos infantiles, la escala en hifi, obras de teatros, charlas, elecciones de las Reinas de las fiestas […] Todos hablan de lo que ha ocurrido estos días por el barrio. Cuántas gentes han venido, y cuánto se ha disfrutado […] Anécdotas nunca faltan.
La Solemne Eucarística está a punto de comenzar, no sin antes, recibir como de costumbre y por tradición, fe y devoción, los Reales Honores de parte del «Grupo del Regimiento de Artillería de Canarias Raca 93». Nunca faltan a su cita, un día como este. Formados en el exterior de la iglesia, les pasan revista.
También han querido a acompañar al momento otras autoridades, municipales y autonómicas; civiles, militares y religiosas. Nadie quiere perderse la ocasión para mostrar su respeto a la patrona.
Los voladores, el himno Nacional y la consiguiente procesión por el barrio con el trayecto de costumbre, ponen fin a una mañana de Domingo, intenso en emociones. Vibrante.
El fin y broche de las fiestas, corre a cargo de ‘La Pelana‘. Celebración por todo lo alto, con música y baile, comida y bebida de la tierra para todos. Momento en que la nueva comisión de fiestas, recoge el relevo. La Bandera.
Clausurando el contador de la Comisión saliente, y poniendo el suyo a espera para entonces como entrante, arrancar de cero.
– ¡Viva la virgen de Santa Bárbara! […]
– ¡Viva! […]
Es evidente, ‘Santa Bárbara’, no sólo es patrona de los Santabarberos, también lo es de armeros, fundidores, mineros, prisioneros, artilleros, bomberos, ejércitos, pirotécnicos. Al igual de quienes no tienen mucho que ver con el fuego, pero sí con creaciones a prueba de fuego; arquitectos, albañiles y constructores.
Y es que, la Virgen de Santa Bárbara construye esperanza, fe e ilusión.
Ruge y truena de alegría.
Santa Barbará celebra y recuerda quién es ‘su patrona’, ‘su madre protectora’.[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]
Vivo a pocos kilómetros del barrio de Santa Bárbara. Y desde muy pequeño he oído el ruido de sus fiestas: las explosiones de sus cientos de voladores, el ritmo de las banda de cornetas y tambores… Sus sonidos son todo un misterio. Y se suceden cada año, pase lo que pase.
Gracias Arancha por tan buena descripción de una fiesta única.
Cerca o lejos, se viva en cualquier parte de Icod, se nota lo que dices, el sonido especial. La gente es muy acogedora, la unión entre todos es sin lugar a dudas real, pues se nota, y es que tampoco pueden disimular el buen rollito.
Hace algunos años, por el día grande, se desfilaba por todo el barrio. Los militares con su banda y la banda de cornetas y tambores de cruz roja. Los mandos todos venían y la cantidad de gente era increíble, de todos lados, esto si no ha cambiado. Luego al final reunión en la plaza, charlando… Los voladores se escuchan en todo el municipio. Si no fuera porqué no harían falta las ‘comisiones’…
Bueno… un elogio inmerecido, sé lo dices de verdad. Es un gustazo poder escribir, lo disfruto un montón. Eso sí, todo es mejorable 😉 ¡gracias!
Nos vemos, leemos Migue!.
Esta es tú casa, Buhardilla.
Curiosa tradición. Tu relato extraordinario. Gracias. No dejes en continuar escribiéndonos.
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