A pies de una ermita, Santísimo Cristo del Calvario

Arancha García/ septiembre 16, 2010/ Opinión bloguera/ 3 comentarios

Ante el mes de fiestas y celebraciones de pueblos y ciudades. Se están celebrando las fiestas del Santísimo Cristo del Calvario, como antesala a las fiestas principales del municipio.
Festividad patronal que recae en la figura de San Marcos Evangelista y, al que en próximas fechas, homenajearemos y rendiremos honores como «gobernador» del municipio (religiosamente hablando 😉 )

Antes y no obstante si bien no es el patrono oficial; el Santísimo Cristo del Calvario, es un Cristo al que es considerado por muchos como si lo fuese [fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][creo que de ahí la confusión]

Abundantes actos culturales, populares, literarios, deportivos y tradicionales, ya han dado pistoletazo de salida y verán su continuidad a lo largo y ancho de este mes de Septiembre y Octubre en torno a su Sagrado Santuario, así, como desde otros marcos escogidos para la ocasión dada la magnitud y fe que el Santísimo Cristo evoca.
Independientemente donde se realicen, su esencia siempre estará presente.

Muestra de ello es transcurriendo entre días de compras, idas y venidas para unas y otras gestiones personales se dan cita los ciudadanos a las calles del municipio, como si otros días iguales transcurriesen, cómplices al atardecer de cada actividad. A los que ninguno de éstos quieren igualmente perderse la fiesta que en la calle acompañados de participación y como espectador privilegiado las invaden como público, a una nueva edición conmemorativa por el Cristo del Calvario, en compañía de amigos/as y familia.

La devoción por él es tal que he conocido recientemente, la existencia de una Hermandad fundada en su honor, con igual nombre, custodiándolo en estos últimos años, siendo junto a su camarera y hermanos cofrades los encomendados en cuidar, mantener y procesionar.
Más allá de cualquier protocolo conocido intuyo la enorme fe.
Talla a la que si bien, aún sin ser «fiel católica ó practicante», como suele decirse, llama la atención e incluso a la reflexión y recogimiento motivada a su expresividad, de quien lo mira.

Imponente obra artística, que desde su capillita de pequeñas dimensiones; con todo, entrañablemente acogedora, y situada como preámbulo de su espíritu, a pies de la arteria principal de entrada al municipio, al que solemos llamar ‘casco del pueblo’. Es ahí, en la parte más alta de la Plaza del Calvario; casi en un buscado recogimiento, al cobijo de árboles y silencio que envuelve el entorno, los cuales conforman ese especial nexo de unión, entre quienes como a una cita puntual se reencuentran cada Viernes semanal.
Siendo esto algo que siempre llamó y aún hoy mantiene mi curiosidad, ¿el porqué únicamente es posible visitar al Cristo un único día de la semana?

Instante éste en que abren su Santuario, siendo un sin cesante procesionar continuo de devotos y fieles que hasta él se acercan. Unos para rezar, otros para encender la velita (las lucecitas; pues la tecnología también se hace un hueco) cumplir alguna promesa, permanecer unos minutos sencillamente en silencio, sentirse acompañado/a. En definitiva, cada visitante, con una necesidad o un motivo único y personal, que hacen de su cita una situación particular, que nos conducen a los pies del Cristo.

Recuerdo siempre allí presente una señora, de estatura media, con un recogido en su pelo, ropa oscura, apariencia entrañable y comprensible a todo quien se le acercaba y a la que no dejo de recordar su siempre presencia. Pendiente en que para que todo quienes visitásemos la ermita nos sintiésemos cómodos, a su vez, pendiente a no faltar nada (imagino aún continúa presente).

Dando lugar antes y una vez comenzada a subir la pequeña pendiente que tiene la placita que guía hasta la entrada, es posible vislumbrar a lo lejos una silueta, donde una vez traspasado el umbral se corrobora su allí destacada e imponente presencia en su altar. Momento en el que al adentrar y verlo se siente un silencio conmovedor, que hace sentir como si un sosiego en el interior, tan sólo a través del ambiente que allí se respira y que es «roto» sólo por el sonido del exterior: coches, pequeños revoloteando.

Hoy, al escuchar se da comienzo a las nombradas fiestas, los preparativos, engalanamiento a que eran sometidas ambas plazas y el tiempo de ocio que algún tiempo disfruté en algunas actividades desarrolladas durante esos días y que acuden a mi mente; deportivas, exposición y elección de las reinas; adulta e infantil, que como todo gran evento requiere. No acudiendo a otras no conocidas entonces y, hasta la actualidad sorprendiéndome hoy bastante por su existencia, como la tan mencionada  y admirada por todos la Gala del arte, actuaciones teatrales, etcétera.
No permitiéndome gracias pues a no olvidar por el tiempo y situaciones, aquellos tiernos y alegres momentos, cuando la llegada de Septiembre era una de las partes más positivas y deseadas finalizado el verano, y a las que sí fui en compañía de algún amigo/a de por aquel entonces. Puesto ya Septiembre, era significado de que las fiestas pronto comenzarían… Fiestas, como las del Santísimo Cristo del Calvario, seguidas a sus pies por las del patrón de la comarca, San Marcos Evangelista.

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