Mamá, ¡de mayor quiero ser…!
Tras las penúltimas experiencias (no me gusta lo de última) a las que he estado viviendo y tomado el pulso estos días pasados, me ha venido como si nada fuera casual los anhelos en recordar, lo que cuando chiquitina querría ser de mayor.
Creyendo entonces que el crecer sería el antídoto apropiado para solucionar y alcanzar las cosas que como pequeña se escapaban del poder.
¡Ay! ¡Época dorada la de la niñez!…
¿Quién no guarda algún recuerdo en ese archivo tan poderoso como es la memoria? Ubicada en la carpeta de la inocencia, en el que todo es convertido a velocidades sorprendentes en fantasía, curiosidad, y espontaneidad.
Donde la inconsciencia de malas intenciones y emotivas sensaciones cargadas de «planteamientos de futuro» asoman espontáneamente.
Aspiraciones expresadas a viva voz, incluso para la designación sobre la elección de la futura profesión. Sin la certeza en qué depararía el futuro.
¡Oh! ¿Quién no se planteó, espetó o respondió en determinada ocasión, cuando aún sin todavía superar un palmo del suelo, aquello de…?
-‘…¡Mamá, yo de mayor quiero ser!-…“
Con más o menos claridad el balbuceo era evidente, no tanto así descifrable. Divulgarlo dejaba atónito a quién me oía, dado sobre todo por la espontaneidad de ideas.
Hoy sigue siendo una pequeña misión entender aquella postura de ocasiones «descarada».
En realidad, hago memoria dándome cuenta, como curiosamente en el fondo y paradójica e contradictoriamente nunca fue algo que me preocupase en «exceso».
La impresión vista de hoy; pareciera como la de querer dejarme llevar sin «imponerme» en planteamientos cara a un futuro, algo que ya debía presentir dejando ellos por sí mismo se presentasen, si así debía serlo.
Quizás con esa postura «evitaba» el tomar consciencia de que debía comenzar a adquirir responsabilidades mayores a las que hasta entonces probablemente tenía… ¿Pero?
¿Para qué adelantar ése momento?
¡Ya llegaría mi hora para asumir decisiones como los «adultos»!
Recuerdo cuanta alumna no poco aplicada fui, y todo lo que sí aprendí sin darme cuenta… ¡Qué fase corta a la vez intensa!…
Inconscientemente creo ponía más atención de la que en realidad creía dedicar. O sino por el contrario, la capacidad de aprendizaje ante las cosas que nos interesa, es activada «Instintivamente» quedando registrado para siempre. Porque, que recuerde no era muy dinámica.
Mis pensamientos y energías eran ocupados por la práctica deportiva, a extremos inverosímiles…
Con el tiempo transcurrido y con la perspectiva que da el mismo lo he ido valorando y contrastando. No podría asegurar hoy si actuaria igualmente. Nadie sabe.
Tan solo que ahora lo planteo y observo con la experiencia y serenidad que da no ser actual, ¿cómo las edades y pensamientos influyen hasta hacernos mover y tracemos caminos en ocasiones, rudos?
Edades en la que la autocrítica y comentarios constructivos de quienes nos rodean, son palabras que si bien pueden ser duras recibirlos, son ejes positivos para madurar e inclusive crecer, efectuando si además aprobamos las recomendaciones estar más activo a lo usual.
Aunque afortunadamente sí tenía predilecciones y motivaciones, que me llevaban a curiosear, con la timidez que da indagar en lo desconocido, y a las que sin considerarlo más de lo necesario fisgoneaba en el interior de todo y a todo lo que podía e intuía en el fondo quería, gustaba, etcétera.
Nunca fui de las que mostré interés por ser princesa, modelo, artista…
No me resultaba atractivo ser chica prototipo.
Mis intenciones estaban trazadas y estampadas en tres direcciones. Siempre eran profesiones prioritarias e irremplazables, o por lo menos nunca descartables.
De pequeña apostaba, no sé porqué de aquella necesidad de interpretación para repartir justicia como abogada y escuchar más que aconsejar, como psicóloga.
Dando lugar a que más tarde; con el fomento así como mi posterior descubrimiento e incursión de forma casual y hasta por una necesidad de abrir mis puertas a la vida pasaba y pasaba por el completo y fantástico mundo tecnológico; me apasiona todo lo que a él va vinculado (Redactar, diseño, maquetación, ofimática, etc., etc.…)
¡Qué decir de la guinda de mis deseos infantiles!
¡¡Quería ser periodista, escritora!! Vamos, seguir teniendo ese espacio donde escribir mis crónicas, editar historias, relatos…
Siendo y estando el ‘Periodismo’ y sus derivaciones adjuntas al terreno profesional (redactora, e incluso etc.) como ese vehículo que podría ser quien me llevase hasta lo que en verdad me apasionase desempeñar.
Escuchar, ver, experimentar, y anotar; para posteriormente con las ideas en orden y los sentidos abiertos a la inspiración, trazar escritura y pensamientos, en más que «un papel».
Por supuesto, lo que si aseguro es que si algo tenía medianamente «claro» dentro de esa «posición de indiferencia e consciencia»; es que, fuera lo que fuera aquello a lo que me dedicase de mayor, principalmente referente a mi vida profesional, (o ese era mi deseo) me encantaría, estuviese y mantuviese vinculo, así como cierta relación con el mundo de las letras.
Independientemente el contacto con la gente, sus historias, pareceres, etc. ya fuera directo e indirecto.
Recuerdo como todo papel que cayese en mí poder, (sin contemplar el tiempo) se convertía inmediatamente en preso incondicional y pasto de mis palabras, «invenciones artísticas»: Garabatos de palabras, formas, números, etcétera.
Escritos que perdurarían por el paso del tiempo. Evocando el resurgimiento de vivencias, sentimientos, etc.
Mi hemeroteca personal.
Me parece que cada palabra guarda una cadena de evocadores sentidos inocentes e imborrables.
A pesar algo que hoy hago de lo que «reconozco» no ser magníficamente destacable, o creo haga muy bien u aceptable, me siento libre haciéndolo.
Es para mí como un soplo de aire fresco. Ése que roza la cara cuando abres una ventana. Me renueva, regenera, carga de energía; no sé.
Característica especial y singular propia a como para otros pueda significar otra actividad cualquiera.
Tampoco creo en la necesidad de ser una bet seller para escribir y expresar… (Los sentimientos no conocen de términos, etiquetas, post; sólo lo que se siente: felicidad, armonía, malestar… (Las cosas cotidianas de la vida misma)
Quienes y cuando de alguna mayor o menor medida al recorrer ése mundo profesional ideal, resulta curioso observar su porción de misterio…
De momento continuaré con mi aprendizaje, misión que no abortaré tan fácil ni ligeramente sin antes reafirmar si valgo o no para ello.
Plasmando esa inquietud infantil y personal, aquí, desde el Blog.
Pronto serán cinco años a celebrar el poder satisfacer la curiosidad práctica que mantengo cómo si ejerciera tal cual una aprendiz, entre la diferencia de categoría profesional.
Intento adentrarme en sus profundidades, me lo planteo y más me motiva, como cuando pequeña, pensaba.
No estando entre mis intenciones; las de atraer grandes masas de lectores-seguidores, sino simplemente y con mínima calidad, compartir y expresar situaciones, pensamientos, noticias, y demás cosas sobre las que voy «viendo», escuchando…. En conclusión, escribir, expresar y compartir.
Sin pretenciones llegar a crear el blog en un periódico. Pero sí, un vínculo entre el mundo y yo.
Dónde, cómo y cuando la inocencia y el desconocimiento de las responsabilidades vamos asumiendo y adquiriendo a la vez que crecemos desapercibidamente. No porque no queramos verlas. Sino porque no sabemos realmente cuáles son sus significados.
Continúa guardado en el interior, deseos de infancia y porqué no regresar a un tiempo pasado…
Desconozco si es existente como frase, de lo que me viene a la cabeza ahora en este relato, casi; como cuando pequeñita [fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][poco más que ahora] una frase que repetía entre canturreos…
-…»Cuando era pequeñita pensaba en ser mayor. ahora que soy mayorcita, pienso en ser más pequeñita«…-
Hoy, como en su día mi descaro alcanzó retoza entre los pequeños/as su convicción que da la imaginación de ser adultos y la propia convicción, reafirmando su postura… Artista, banquero/a como papá, policía, médico, modelo, bombero, futbolista, etc.
Si resulta curiosamente reseñable cómo y a pesar de deseos y pensamientos de infancia, las nuevas tecnologías «no han destronado» a ninguna profesión de ayer y hoy, de hoy y de ayer, en definitiva, las de toda la vida. (Circunstancia que me agrada, porque la tecnología es otra de mis pasiones además de mi compañera fiel y constante en este camino, en el que juntas descubrimos, imaginamos y soñamos…)
Claro que. ¿Querrá esto decir que hay cosas inamovibles a pesar del constante desarrollo social, al que estamos inmersos, y que da el querer ser autores de nuestros anhelos en el terreno de la inocencia y juventud…? Celebrando goles, salvando vidas, pasando vestimentas…
Certificando querer en realidad pensar y ser cómo un adulto en jovencito…
De momento y mientras soñamos con lo que quisimos ser. Seremos, somos y seguiré surcando la realidad que hace al adulto no dejar de soñar, como cuan pequeñita y reiterar… ¡¡De mayor quiero ser!!…
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